Guía del autoestopista galáctico

En los remotos e inexplorados confines del arcaico extremo occidental de la espiral de la galaxia, brilla un pequeño y despreciable sol amarillento.

En su órbita, a una distancia aproximada de ciento cincuenta millones de kilómetros, gira un pequeño planeta totalmente insignificante de color azul verdoso cuyos pobladores, descendientes de los simios, son tan asombrosamente primitivos que aún creen que los relojes de lectura directa son de muy buen gusto.

Este planeta tiene, o mejor dicho, tenía el problema siguiente: la mayoría de sus habitantes eran infelices durante casi todo el tiempo. Muchas soluciones se sugirieron para tal problema, pero la mayor parte de ellas se referían principalmente a los movimientos de pequeños trozos de papel verde; cosa extraña, ya que los pequeños trozos de papel verde no eran precisamente quienes se sentían infelices.

De manera que persistió el problema; muchos eran humildes y la mayoría se consideraban miserables, incluso los que poseían relojes de lectura directa.

Cada vez eran más los que pensaban que, en primer lugar, habían cometido un gran error al bajar de los árboles. Y algunos afirmaban que lo de los árboles había sido una equivocación, y que nadie debería haber salido de los mares.

Y entonces, un jueves, casi dos mil años después de que clavaran a un hombre a un madero por decir que, para variar, sería estupendo ser bueno con los demás, una muchacha que se sentaba sola en un pequeño café de Rickmansworth comprendió de pronto lo que había ido mal durante todo el tiempo, y descubrió el medio por el que el mundo podría convertirse en un lugar tranquilo y feliz. Esta vez era cierto, daría resultado y no habría que clavar a nadie a ningún sitio.

Lamentablemente, sin embargo, antes de que pudiera llamar por teléfono para contárselo a alguien, ocurrió una catástrofe terrible y estúpida y la idea se perdió para siempre.

Esta no es la historia de la muchacha.

Sino la de aquella catástrofe terrible y estúpida, y la de algunas de sus consecuencias...


Ayer estuve viendo "La guía del Autoestopista Galactico" (*), como primer acercamiento a esta obra de culto creada por Douglas Adams en 1978, ideal para aquellos que quieran conocer la respuesta a la vida, el universo y todo lo demás o simplemente pasar un rato entretenido sin más pretensiones.

Por cierto, los más fans de la serie pueden aprovechar también el Dia del Orgullo friki, para llevar su mejor toalla y celebrar de paso el Dia de la Toalla, en honor a la toalla, considerado por algunos el bien más preciado del universo.



(*) Asumiendo que si veía la película a posteriori de la lectura de la obra original me iba a decepcionar, he decidido primero reirme un rato con la versión cinematográfica, para poder disfrutar más del libro a posteriori, e incluso de alguna de sus continuaciones como El restaurante del fin del mundo.

Más información:
Guía del Autoestopista Galáctico (Wikipedia)
Douglas Adams (Wikipedia)
Towel Day (Wikipedia - Eng)
Hitchhiker's guide (Portal Wikipedia)
The Hitchhiker's Guide to the Galaxy (IMDB)

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