Las palabras... y Oscar Wilde

Sólo hay una cosa en el mundo peor que estar en boca de los demás, y es no estar en boca de nadie. Oscar Wilde


Puede sonar extraño pero hay una historia que esta semana no me quito de la cabeza. El lunes recibí un correo. Era de una amiga que está en Madrid preguntando por alguien que conocíamos hace años. Había probado a llamarle y a escribir correos pero no había obtenido respuesta. Pensaba que yo, como sigo en la misma ciudad podría saber algo. El caso es que hace un año que no le veía. Llamé a otro amigo y hace un año también que no le veía. Tampoco se había dado cuenta hasta el momento.

Pero está en mi Facebook. Siempre había tenido la idea de que me mantengo al día de las vidas de la gente que tengo en el Facebook. Pero realmente no es así. Solo sabes cosas de los que lo actualizan a menudo, los que hacen más ruido. Y ahora indirectamente de los que aparecen en las fotos. Porque aunque la actualización no sea voluntaria siempre hay alguien que asocia tu nombre a la foto. Pero del resto de la gente no tienes nada. Pueden desaparecer totalmente de un día para otro, ya sea porque no tengan Internet por algún motivo o haya pasado algo.

Absolutamente toda mi vida está reflejada en Internet. Ya sea bajo el pseudónimo de Zyllan o bajo mi nombre real. Algunos contenidoso como la música que escucho incluso se transfieren automáticamente, otros los tengo sincronizados para subir todo el contenido (como en el perfil de hotmail). Y hay muchos sitios que leo a diario donde recibiría un correo, que aunque a veces no conteste de forma inmediata, suelo leer (como los comentarios).

Pero si por algún motivo dejara de actualizar todo de repente ¿tardaría un año en darse cuenta la gente?

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